domingo, 1 de abril de 2012

DOMINGO DE RAMOS: MEDIDA EXACTA DE LA LIGEREZA DE LOS SENTIMIENTOS HUMANOS

El Domingo de Ramos es el día en que la comunidad Cristiana del Mundo recuerda la "entrada triunfal" de Jesús en Jerusalén, exactamente cinco días antes de su crucificción y una semana antes de su resurrección, según lo narra el Evangelio de Mateo capítulo 21 versículos 1-11.

La profecía que anunciaba esta entrada triunfal se dio unos 450-500 años antes, a través del profeta Zacarías quien predijo: "Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna."(Zacarías 9:9).

Por otra parte, Mateo 21:7-9 registra el cumplimiento de esta profecía: “y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” Este evento tuvo lugar el domingo antes de la crucifixión de Jesús.

En recuerdo de este evento, celebramos el Domingo de Ramos. Es conocido como el "Domingo de Ramos", debido a las ramas de palma que fueron puestas en el camino cuando Jesús entró en Jerusalén, montado sobre el asno.

El Domingo de Ramos también fue el cumplimiento de la profecía de los “setenta sietes“ del profeta Daniel: “Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos."(Daniel 9:25). Juan 1:11 nos dice: "A lo suyo vino [Jesús], y los suyos no le recibieron." Las mismas multitudes que gritaban: “¡Hosanna!” gritaban "¡Sea crucificado!" cinco días más tarde (Mateo 27:22-23).

Y es aquí en donde se reflexiona sobre la ligereza del pensamiento humano, que basta un mínimo impulso para que cambie radicalmente de dirección.

La demostración más clara de que los sentimientos del hombre sin Dios, no pueden ser jamás "tan sinceros" como él lo puede afirmar, se muestra en esta escena de la Entrada Triunfal, en que de forma "espontánea", se piensa que siguiendo el ejemplo de un primero que se quitó su manto y cortó una rama de árbol para ponerla a los pies de Jesús que llegaba montado en el pollino, o un asno de apenas unos meses de nacido, ese movimiento hizo que otros copiaran la acción, aunque apenas cinco días, quedaría claro que ese "servicio" y/o "reconocimiento" al Hijo de Dios, era lo más volátil y falso que pudiera haber.

Y es que, efectivamente, apenas 100 horas después de este evento, nuevamente congregados ante la Plaza Pública y ante el Gobernador Poncio Pilato, los mismos que le gritaban a Jesús: "¡Hossana al Hijo de David, Bendito el que viene en El Nombre del Señor"!, fueron los mismos, que igualmente motivados por un "anónimo" perdido en la multitud, gritaron con todas sus fuerzas: "¡Crucifícale!".

No cabe duda que Dios tiene razón cuando reclama en el Libro del Profeta Jeremías capítulo 17 versículo 9: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?. Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras".

Y de ahí nace la invitación de Dios al hombre en el Libro de los Proverbios capitulo 23 versículo 26: : "Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos". Es la invitación que hace dos mil años, vino a hacer Jesús al Hombre: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Jn. 3:16